Aunque no estés ,
puedo dejar de mirar
tu ausencia,
cerrar los ojos y abandonarme a tu recuerdo.
Tenerte de nuevo enfrente.
Tocar tu cuerpo,
Tocar tu cuerpo,
sentirlo cálido bajo
mis dedos.
Besar tus labios suavemente
y notar de nuevo en
el corazón el revuelo.
Anhelo.
Imagino tus manos
abrazándome y deslizándose
del cuello a los hombros,
de los hombros al pecho,
masajeándolo sin freno.
Sin prisa, pero sin pausa
sigues con tu descenso,
llegando adónde se ocultan
mis más urgentes deseos.
Y ahí te quedas,
tocando y acariciando,
explorando y habitando,
sin ningún tipo de estrés,
y todo mi mundo,
-TODO-
se torna al fin en placer.
Entonces abro los
ojos,
Y sonrío...
...tranquila...
...aunque no estés...